En un mes en el que solo se habla de fútbol, todos opinan, todos creen saber como ganar, el mundo sigue girando.
Un país como Sudáfrica, pobre, que viene de una etapa tan critica como el Apartheid, es capaz de recibir un acontecimiento de la magnitud de un Mundial de fútbol, quizá el deporte con más seguidores en todo el planeta.
Personas de cada rincón del mundo visitaron el país africano más aya de ver o no buen fútbol.
El folclore y el color del mundial generan que personas que jamás en sus vidas vieron fútbol se sientan parte de este evento. Algunos sin tomar posesión, pero la mayoría se pone la ropa del hincha. Gritan, putean y lloran por el color de su país.
Países como Estados Unidos que 30 o 20 años atrás no conocían el fútbol, hoy son unos de los 32 participantes del Mundial. Así pasa también con la gente de todo el mundo.
El ejemplo claro está en el día a día. Una ama de casa clásica que cada domingo se sienta al lado de su marido a ver a Boca o a River porque no le queda otra y pregunta cosas sin sentido, en el mundial prende la tele a la tarde cuando está sola y se pone a ver Italia – Eslovaquia.
El fútbol es pasión de multitudes, pero un Mundial es pasión Universal
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